sábado, 29 de octubre de 2022

Prólogo

Hay tres tipos de personas: las que reaccionan de forma dominante, las que actúan de manera sumisa y las personas conscientes que hallan la manera de expresarse sin suscitar un conflicto. Las dos primeras propician las guerras. La tercera ya venció las batallas internas, pero aún no se apuntará una victoria definitiva mientras el mundo no viva en paz.

¿Tiene algo que ver esta introducción con la energía sexual? Mucho, especialmente con la manera en que liberamos o reprimimos los impulsos en torno a esta energía cuando carecemos de conocimiento sobre el poder que subyace en ella. También hay tres tipos de personas en torno a la expresión de la energía sexual: las libertinas, las reprimidas y las personas conscientes que hallan la manera de canalizar esa energía sin ocasionar un caos en sus propias vidas. De este tercer tipo de personas, en torno a la energía sexual y a la expansión de consciencia, trata este libro.

El primer tipo de personas de ambos grupos tienen mucho en común. El primer grupo no se pone límites, y mientras bajo la forma dominante no tolera prácticamente nada que lo afecte, bajo la forma libertina todo se lo permite y practica la auto indulgencia. El segundo grupo no demuestra amor propio, y mientras bajo la forma sumisa aguanta los malos tratos de jefes y el irrespeto de familiares o las agresiones verbales de amigos y cercanos, bajo la forma reprimida acepta los dogmas y las imposiciones sociales de roles asociados al género, sin quejarse y sin oponerse. Ambos quieren vivir en paz, pero ninguno lo consigue porque no es suficiente con el deseo de paz si no se cuidan las actitudes y se actúa de manera consciente para aportar soluciones en vez de problemas. Propiciar o evadir conflictos nos mantiene inmersos en estos, en el primer caso por hostilidad deliberada y en el segundo por hostilidad contenida y acumulada. Ambos grupos de personas propician la injusticia y el sufrimiento, por acción o por omisión, impidiendo la armonía, y ambos existen a causa de la nula, pésima o insuficiente educación sexual, pero no es tarde para descubrirlo, admitirlo, mejorar internamente y generar un cambio positivo en el entorno, aquí y ahora.

Barreras y desafíos en educación sexual, el primer libro de esta serie, presentó una breve reflexión sobre la actualidad noticiosa de distintas partes del mundo en relación con el estatus de la educación sexual en algunas naciones de los cinco continentes; El mundo pide a gritos educación sexual, el segundo libro de la serie, se enfocó en mejorar la cultura general sobre el tema; y Desnudando la educación sexual, el tercer e inicialmente último libro de la serie, trasladó el tema a situaciones de la vida cotidiana y mostró por qué a todos nos importa y debemos abordarlo prioritariamente. Los tres libros fueron escritos con el fin de reforzar lo importante, necesario y urgente de impartir educación sexual desde el hogar y la escuela en todo el mundo y sin excepciones.

El espectro de acción sobre el tema parecía cubierto, pero hacía falta este cuarto libro para asociar la educación sexual con el despertar de consciencia de la humanidad, enfatizando en los valores y en las conductas necesarias para lograr la paz a partir del adecuado manejo de la energía sexual. Es que a la sexualidad hay que dejar de vulgarizarla; despojarla de tanta obsesión; parar de manipularla, ensuciarla y mercantilizarla; y especialmente dejar de subestimarla. A la sexualidad, más que nunca, hay que revestirla de significado y enfocarla hacia la evolución espiritual del ser humano.

¿Es posible contribuir a la construcción de un mundo civilizado y lograr la paz mundial? Sí. Es posible y estamos a tiempo. Depende de que cada persona esté dispuesta a hacer su parte y decida hacerlo a través de un proceso individual de elevación de consciencia que inicia con el reconocimiento del poder de la energía sexual y con su excepcional uso. Quien diga que no puede hacer nada, miente y simplemente evade el desafío de mejorar y convertirse en un embajador de valores al margen de la ira, la envidia, la soberbia, la avaricia, la lujuria, la gula y la pereza. Alguien tiene que cambiar y ese soy yo si no quiero seguir viviendo de la manera en que lo he estado haciendo. La propuesta es elegir vivir por acción consciente (con el alma) y no al azar, reaccionando subconscientemente (con la mente).

Hay que decir finalmente, a modo de simple aclaración, que los temas tratados en este libro no tienen una secuencia lógica, aunque sí un orden preestablecido. El lector quizá sentirá que no hay una continuidad entre algún capítulo y el siguiente por lo abrupto del cambio de temática, pero el orden de los temas está ligado a una particularidad de la tabla de contenido que solamente un buen observador notará. Eso sí, la conexión entre todos los títulos y los temas es su relación con la energía sexual y el tipo de comportamientos que suele expresar una persona consciente.

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